viernes, 22 de abril de 2011

La lluvia siempre para el tiempo

Miré por la ventana, y al ver que llovía maldecí el cielo. Esa tarde no saldría, me tendría que quedar en casa y subir lo bastante alta la música como para no oír la tormenta que había fuera. Odiaba la lluvia. Cada vez que una gota caía del cielo o un rayo se escondía entre las nubes, me entristecía. Siempre había pensado que esos días en que no hacía más que llover eran días de odio. Todos los gritos del año se juntaban i se convertían en lluvia. Y luego manchaba nuestra ciudad. Las calles bacías, los bares mojados y las ventanas cerradas. Miles de parejas en su sofá viendo esa película que nunca quisieron ver. Niños llorando, perros ladrando. Y yo, una tarde más, sola junto a miles de sentimientos que los truenos se llevaban.

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