viernes, 1 de julio de 2011

Recuerdos en el aire

Compré muchos globos, no recuerdo el número exacto, creo que eran más de treinta. En cada globo, le puse un papelito donde había escrito todo eso que quería olvidar. Me faltaron globos. Una noche, salí a la calle y dejé ir volar uno por uno. Al día siguiente, al despertarme, me dí cuenta que en la puerta de mi casa estaban amontonados todos los globos. Habían vuelto en el punto exacto donde los dejé ir. Y entonces me dí cuenta de que para deshacerme de algo o simplemente olvidarlo, no basta con intentar alejarme de ello. También necesito una razón por el cual quiero olvidarlo.

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