miércoles, 28 de septiembre de 2011

Como agua para aceite

Éramos como dos polos opuestos que creíamos que jamás se juntarían. Pero eso no significa que jamás quisiera juntarme contigo. Yo con esa locura incontrolable. Tu con ése misterio. Teníamos sueños diferentes, sonrisas totalmente opuestas. Tu solías enseñar poco los dientes al sonreír y a mi me gustaba sonreír abriendo mucho la boca. Pero entonces, la vida decidió sorprendernos. Y casi sin darnos cuenta, yo ya estaba entre tus brazos. Fuiste muy rápido en prometerme el amor eterno. ¿Como pude saber que te iba a querer para siempre con tan solo tres días? No lo sé. Pero todo empezó mucho antes de lo que creíamos. Nuestras miradas al cruzarnos fueron las que marcaron nuestro destino. Y siguen marcándolo. Digamos que éramos jodidamente perfectos el uno para el otro. 

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