martes, 21 de febrero de 2012

Los pasos hacia la soledad

Salió de casa y bajo esa luna pequeña y plateada encendió el último cigarrillo que le quedaba. Empezó a caminar en dirección contraria a su casa. Se iba alejando de su hogar, de su gente, se iba alejando de él con cada paso que daba. Y la verdad es que le dolía. Tenía un dolor tan fuerte y le pesaba tanto que le impedía seguir caminando. Pero ella avanzaba, avanzaba con la carga de estar dejando atrás toda su vida, todos las veces que fué feliz y todas las noches en vela llorando. Dejaba atrás todo. Y la verdad es que no paró en toda la noche. Avanzaba esperando que algún momento llegara él y le pidiera que diera marcha atrás. Pero la realidad es que él nunca llegó.

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