domingo, 18 de agosto de 2013

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Te escribo esta carta sin saber como empezarla, sin saber como expresar todas las cosas que deseo decirte, sin saber qué palabras utilizar para decir de manera correcta lo mucho que te odio. Te escribo, porque creo qué así conseguiré que dejes de meterte en mi cabeza, de dejarme noches en vela pensando en tí. Te escribo porque te la llevaste hace unos días, y porque te llevas muchas personas buenas cada día. Te escribo para felicitarte, campeón, ¡todo el mundo te teme! ¿Era esto lo que querías? Pues aquí lo tienes, temen pronunciarte, temen que te acerques, temen que los cojas de la mano y no los sueltes. Pero yo ya no te temo. Conozco tus puntos más débiles, conozco lo mucho que te jode verles reír mientras tu intentas llevártelos. ¡Joder! Conozco tu manera de hacerles gritar y llorar, tu manera de castigarles sin poder levantarse de la cama, de asustarles.
Pero a mí ya no me asustas. De verdad que no. ¿Te la has llevado? Lo sé y lo asumo. ¿Te llevarás a más como ella? También lo sé. Pero algún día, te darás cuenta de lo solo que estás y de lo débil que eres frente a tanta gente que te odia y lucha para ganarte día tras día, y te ganaremos. 
No te lo llevarás, porque tu lo tienes cogido pero yo lo tengo conmigo, porque los dos somos más fuertes que tu, porque eres un bicho, eres el bicho, y yo a los bichos primero los piso y luego los barro. 


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