No es necesario que digas nada, con una mirada lo dices todo. Solía asegurar que solo podía respirar el aire que tú me dabas, y mírame ahora, llevo meses respirando de todo menos tu aire. No quiero ser alguien que te sobre en tu vida, quiero faltarte y que eso haga que luches por mí. Pero que estupidez. Yo nunca te faltaré. Me gusta esconderme y jugar contigo a ver cuánto tardas en encontrar mi mirada. Pero solo es un juego más, que nunca lograré ganar. Odio que al conocer a un chico, lo primero que se me pase por la cabeza sea “este sí, este es el que me hará feliz”, y que como todos los demás, me acabe haciendo daño. Quizá no sé adaptarme a todo eso del amor, puede que sepa demasiado o seguramente, aun no sé nada. No debo engañarme, no encontraré a nadie como tú. Nunca me van a hacer reír como lo hacías tú, jamás volveré a dormirme feliz porque sabía que estaba con quien quería estar. Si de alguna manera pudiera borrar tu orgullo, sé que volveríamos a ser felices. Los dos juntos, tal y como debe ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario