Me gustaba cuando me abrazabas y me susurrabas al oído: “me da igual la gente que nos rodea. Solo me importas tú. Te quiero, y si por mi fuera, me quedaría toda la vida aquí, contigo.” Y yo solía contestarte: “pues quédate siempre, nunca te alejes. Júrame que siempre que te necesite vendrás.” Y entonces, entre besos, me decías: “no importa el tiempo que pase. No importa si seguimos juntos. Siempre estaré aquí, y cuando me necesites vendré. Nunca te faltaré, lo juro”.
Llevas meses faltándome. Te necesito y tú no estás aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario