La vida te abre otra puerta. Puedes entrar, arriesgarte y ver que se esconde dentro, o quedarte quieto preguntandote que habría pasado si hubieras entrado. Y yo soy de las que prefieren entrar, sin pensar en lo que podré perder. No me gusta cerrar puertas, o quizá simplemente aun no he aprendido a cerrarlas. Pero eso de abrir puertas al corazón se me da bastante bien.
Empiezo a querer a quien no debo querer...
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